México– Durante siglos, el vínculo entre los perros y los humanos ha sido objeto de fascinación y mitos. Uno de los más intrigantes es la creencia de que los perros aúllan cuando presienten la muerte de una persona cercana. Este comportamiento ha dado lugar a interpretaciones que van desde lo sobrenatural hasta explicaciones científicas, con la idea de que los perros poseen un ‘sexto sentido’ que les permite predecir la muerte.
El aullido en los perros, un comportamiento heredado de sus antepasados lobos, es una forma natural de comunicación que tiene múltiples funciones.
Los lobos utilizan el aullido para marcar territorio, localizar a otros miembros de la manada o alertar sobre un peligro. En los perros domésticos, aunque el entorno ha cambiado, el aullido sigue cumpliendo funciones similares, como llamar la atención o expresar angustia.
Eduarda Piamore, técnica en psicología, educación y adiestramiento canino y felino, explica que los perros tienen un sentido del olfato extremadamente desarrollado, que les permite detectar feromonas conocidas como necromonas, que se liberan cuando el cuerpo de una persona está cerca de morir. Estas señales químicas, imperceptibles para los humanos, podrían explicar por qué los perros reaccionan de manera tan intensa ante una muerte inminente.
Además del olfato, los perros son muy sensibles a las emociones humanas. Es bien sabido que estos animales pueden captar cambios sutiles en el comportamiento de sus dueños, lo que puede causar que aúllen o muestren angustia. El aullido también puede estar relacionado con el entorno: los sonidos agudos, como las sirenas de ambulancias, a menudo desencadenan este comportamiento. Esto podría ser una razón por la cual los perros aúllan en situaciones de emergencia, como accidentes o muertes.
A pesar de la creencia popular, no existe evidencia científica que confirme que los perros puedan predecir la muerte de forma sobrenatural. En lugar de ello, su impresionante capacidad sensorial y emocional parece ser la clave. Más que un «sexto sentido», los perros utilizan su olfato y empatía para detectar cambios en el ambiente y el comportamiento humano, respondiendo a señales que nosotros no percibimos.
Este vínculo único entre perros y humanos resalta la profunda conexión emocional que comparten, y aunque no pueden predecir la muerte de manera mágica, su capacidad para percibir cambios sutiles en el entorno y las emociones humanas los convierte en compañeros sensibles y atentos ante las circunstancias más difíciles.
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